La Ermita de Santa María (La Antigua) de Zumarraga se asienta en el monte Beloki, a pocos kilómetros de la localidad de Zumarraga (Gipuzkoa) y es considerada como la catedral de las ermitas vascas.
Se cree que la ermita se construyó hacia el siglo XII sobre un antiguo fuerte defensivo donde los vecinos se refugiaban del ataque del enemigo. Como curiosidad, la ermita también fue un cementerio y un hospital donde, en época de plagas y enfermedades, los vecinos pasaban largas temporadas.
La primera vez que se cita el templo es en 1366, concretamente en un documento de Enrique II (rey de Castilla) a su vasallo Francisco Gómez de Lazcano (Señor de Lazcano). En el mismo, el rey cede la ermita al Señor de Lazcano y salda sus deudas con él por el apoyo prestado en la guerra civil destronando a su hermano Pedro I. La iglesia estaba dedicada a la Visitación de Santa María a su prima Santa Isabel, de ahí la abreviación de Santa Maria.
Durante varios siglos el edificio fue parroquia. En 1576 se decidió construir otra parroquia llamada Santa María de La Asunción (que está ubicada en el centro de Zumarraga). Se tomó esta decisión por dos motivos: razones de seguridad (evitar robos en la ermita) y evitar la empinada cuesta desde la localidad hasta ella. A partir de entonces la ermita ubicada en el monte pasó a llamarse «La Antigua». El 23/09/1965 fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y el 27/07/1984 Monumento Histórico-Artístico Vasco.
Una leyenda cuenta que los gentiles (en euskera, «jentilak», unos seres/personajes legendarios de la mitología vasca dotados de fuerza sobrehumana que poblaban en Euskadi) veían cómo los cristianos intentaban construir esta ermita. A sabiendas de que eso suponía el fin de su ser, lanzaban piedras gigantes con una honda desde la sierra de Aitzgorri con el fin de destruirla. No consiguieron su objetivo y los lugareños emplearon esas piedras para terminar el templo.
La Ermita de la Antigua de Zumarraga está orientada hacia el este y tiene una planta rectangular con un ábside saliente trapezoidal. La fachada sur (la principal) destaca la portada románica (algo apuntada) de principios del siglo XIII con cuatro arquivoltas y sencillos capiteles. Junto a ella una ventana de estilo gótico.
Tras acceder al templo por las escaleras semicirculares, sorprende la diferencia de la decoración austera del exterior con el bello del interior. De una sola nave dividida por seis columnas cilíndricas de piedra caliza, el interior destaca por:
- Su arquitectura rural de madera de roble y el rústico ensamblaje (sin clavos) de vigas, tirantes, tornapuntas,…
- Por su estructura de madera que recuerda al casco de un barco invertido.
- Por su perfecta simbiosis de piedra y madera.
El amplio coro y tres de las cinco cerchas que sustentan el tejado descansan en las seis columnas.
La ermita también destaca por los elementos decorativos como las tallas que rematan las vigas. Se pueden observar las cabezas de tres mujeres que están ataviadas con un «zapi» (pañuelo), la cabeza de una mujer conocida como «la lechera» porque aparece entre dos kaikus (tazones) y las cabezas de tres hombres que están colocadas en posición invertida y sin adornos. También podemos observar elementos decorativos de carácter geométrico vinculados con los motivos de tradición popular vasca como ruedas o cruces gamadas que en su origen céltico representaban el sol y el fuego.
Tras unos trabajos de restauración, se encontraron varias pinturas en la viga principal del coro. Se observa un dragón, que representa el pecado, y un cazador, un lobo y un jabalí (una escena de caza) que representa la leyenda de San Miguel.
Respecto a las figuras del interior, la principal es la de Santa María de Zumarraga. Situada tras el altar, la talla es de estilo gótico y está elaborada de un mismo bloque de madera. María porta una manzana en su mano derecha y con la izquierda sostiene al niño.
La figura de La Piedad es del siglo XV y María sostiene una figura muy pequeña (del tamaño de un niño) que tiene pelo largo y barba. Este detalle lo diferencia de otras Piedades.
Me parece imprescindible realizar una visita guiada en la ermita para conocer su historia y detalles de la misma. Sin ayuda puede llegar a ser difícil localizar los elementos decorativos.
Aprovechando la visita a la ermita, disfruta de las vistas privilegiadas que hay desde aquí. Se pueden observar las localidades de Zumarraga y Urretxu, el valle del Urola, las montañas cercanas y las sierras de Aitzgorri y Aralar (con cielo claro se puede apreciar el monte Txindoki).
Tienes más información sobre el santuario en esta página web.
El Santuario de La Antigua es el segundo de los tres templos que forman parte de La ruta de los tres templos de Gipuzkoa. Te dejo los otros dos templos: la Basílica y Santuario de Loiola y el Santuario de Nuestra Señora de Arantzazu.